24/5/07

Corriendo pero sanos

En nuestra Carrera hacia el Cielo, habiendo sido salvados y liberados, necesitamos ser sanados. No siempre vivimos concientes de eso, por tanto nuestra respuesta a la propuesta bíblica no coincide, vivimos llenos de tristezas y frustraciones, angustias provocadas por el pasado que no ha sido verdaderamente sanado para que podamos ser una nueva criatura.
Hay una parte que indefectiblemente debe hacer Dios, nosotros no podemos hacer absolutamente nada para salvarnos y tampoco para liberarnos, hemos nacido con una naturaleza signada por la debilidad y por la propensión al pecado, recibimos de nuestros padres los genes, la herencia espiritual muerta que a ellos les transmitieron sus mismos padres y así sucesivamente hasta llegar a los primeros habitantes humanos de la Tierra, quienes nos legaron esa maldita adicción a pecar, aquerer siempre ser yo mismo, a querer depender de mi mismo, a ser orgullosos y soberbios y querer alcanzar todo por mis medios sin incluir a Dios en mi vida.
Por esa misma razón es que nuestra caída se profundiza mas y mas, cuanto mas separados de Dios queremos vivir, mas abajo caemos.
Es posible que tengamos una experiencia con Dios acerca de la salvación (ir al Cielo el día que muramos), pero eso no garantiza que nos hagamos propietarios de la libertad y de los pasos hacia la sanidad total de nuestro ser.
Puede ser que seas cristiano, o te consideres como tal, en realidad los frutos de nuestra vida dirán mas que nuestros títulos y aún nuestra religiosidad. Hay lugares y situaciones recónditas de nuestro ser que fueron impresos allí aún fuera de nuestra voluntad, vivimos con ellos como una consigna a desarrollar siempre, sin embargo es posible llegar a la razón, tratarla ante Dios y vivir libre de ello porque así somos sanos.
La palabra salvación está absolutamente ligada a la palabra sanidad y si bien recibimos la salvación, no nos apropiamos de la liberación, para poder luego trabajar sobre la sanidad.